Y de repente al camino lo invadió la niebla
sus labios no eran ya de dulce sabor,
ni su sonrisa la luz de mis pasos,
su piel dejó de ser terciopelada,
y su mirar un apagado destello de resplandor.
Sí...
en la niebla desapareció
y yo
sólo pude decir
adiós amor.
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